Actualmente vivimos una
saturación de formatos que aprovechan el tirón de los niños para ganarse a la
audiencia y reclamar un hueco permanente en la parrilla televisiva. Algunos
aciertan y convencen a los telespectadores, como es el caso de “MasterChef
Junior” o “La Voz Kids”; pero otros no consiguen empatizar con el público.
Tras una alargada e incluso
pesada tercera temporada de “Tu cara me suena”, el formato necesitaba cambios,
ofrecer algo nuevo, sorprender. Y como no podían dejar pasar el boom de los
formatos infantiles, decidieron subirse al carro. Pero, una idea reciclada no
siempre da el resultado esperado. “Tu cara me suena Mini” no ha sabido explotar
aquello que otorgó el éxito al programa padre.
Si el punto fuerte del
concurso son los niños, que por favor despidan a los encargados del casting.
Deben entender que el concurso no es de canto, cosa que hacen fatal; sino de
imitación, que no la hay más que en la caracterización; también menos trabajada
que en la versión adulta. La mayoría de ellos son niños sin gracia, que incluso
llegan a ser repelentes como Unax, que se dedica a pasar las galas queriendo
ser el centro de atención y dando abrazos. Además, estoy convencido que los
niños no conocen a la mitad de los artistas que tienen que imitar.
Los adultos que les
acompañan, que son concursantes de anteriores ediciones, han bajado su nivel.
¿Dónde está la Roko que brilló en cada una de sus actuaciones? ¿Y la gracia de
Llum? Parece que ellos mismos han decidido no lucirse para que la atención se
centre en los niños y que destaquen. Y esto es todo un error, porque la mitad
de las actuaciones, sinceramente, aburren.
¿Y qué me decís del jurado?
Sólo saben felicitar a los niños, reírles las gracias, hacerles regalos y alabarles por sus buenas
actuaciones. Señores del jurado, que sean niños no significa que lo borden. No
sé que ocurriría si soltaran un “Lo has hecho como el culo” como le dijeron a
Javier de Pecos o un “Mejor que abandonéis el concurso” como bien recomendaron
a los Chunguitos. Y tampoco hace falta llegar a ese extremo, simplemente que
les aconsejen como mejorar y les hagan críticas constructivas.
Y por último, la gracia del
programa residía en ser un programa “libre”, sin “censura”. Los concursantes
hacían y decían lo que les daba la gana, y eso gustaba a los espectadores.
Reían, se enfadaban, contestaban al jurado, se tiraban los trastos a la cabeza,
etc. Ahora sólo cuentan chistes infantiles para edulcorar el programa y
convertirlo en un formato “blanco”. Santiago Segura está muy comedido y el
resto de concursantes no tienen gracia. Se echa de menos la sinvergonzonería y
la obscenidad de Flo, entre otros grandes concursantes.
Sinceramente, creo que no han
sabido adaptar el programa a la versión infantil y a la larga les pasará
factura (ya se va viendo en los datos de share). Pero como en todo, siempre hay
excepciones y te puedes encontrar con una actuación decente.
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