“Hermanos”,
la esperada miniserie que Telecinco ha tenido guardada en el cajón hasta las
últimas semanas, se va por la puerta de atrás. La serie cuenta los sucesos que
viven tres amigos íntimos durante los últimos 20 años de nuestro país.
Protagonizada por María Valverde, Antonio Velázquez y Álvaro Cervantes, la
serie ha ido decayendo hasta su final, generando una gran decepción en los
espectadores.
El
primer capítulo fue el más potente, con la introducción a la vida de cada uno
de ellos. Las distintas personalidades les lleva a que tomen rumbos diferentes:
el impulsivo Juan intenta probar suerte en el mundo del boxeo, el ojito derecho
de mamá Alberto comienza a estudiar en la universidad y Virginia comienza con
sus primeros pinitos en el mundo del periodismo. Pero en todo el planteamiento
no hubo nada que me hiciera pensar que estaba ante un producto diferente.
Puede
que ese defecto lo hayan intentado eclipsar con el apartado técnico y
artístico. Les ha llevado mucho tiempo grabar en las numerosas localizaciones;
la fotografía es sobresaliente; los primeros planos están trabajadísimos; el
uso de la cámara lenta llama la atención del espectador, etc. Y qué decir del
gran reparto de la ficción. Todos los actores y actrices son conocidos en el
mundo de la interpretación y hay que alabar el trabajo de grandes profesionales
como Elvira Mínguez, Irene Montalá, Fernando Cayo, Aura Garrido y Roberto
Álamo.
Pero
esto no es suficiente. El montaje paralelo de las historias de los tres jóvenes
lleva a veces a la confusión y esto conduce también a que en algunos capítulos
el ritmo sea lento, y que en otros no puedas respirar de la tensión. Algunas
escenas como el fallecimiento del padre en el primer capítulo, el secuestro de
los periodistas o la explosión en las minas con el desconocimiento de si la
pequeña Marta estaba viva o no, se han convertido en las escenas más
impactantes de la serie.
Sin
olvidarme de volver a destacar los trabajos de ambientación, casting y
localización, el mayor lastre de “Hermanos” es el guion. Las numerosas elipsis
hacen que echemos de menos una historia compacta, una narración con cohesión.
La miniserie no ha cumplido las expectativas, al menos, desde mi punto de
vista. Emocionar con un trágico final y apostar por lo visual está muy bien,
pero solo eso no lo convierte en un producto notable.
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