“No
creo que haya más Torrente. La quinta me ha quedado muy bien.” declaraba su
creador Santiago Segura en su última entrevista en televisión. Y le doy la
razón, mejor que no haya más. Ya hace muchos años desde que José Luis Torrente
se convirtió en uno de los personajes más emblemáticos del cine patrio; hecho
que ha utilizado Segura para alargar la saga y recaudar millones de euros;
llegando a convertirse la quinta entrega en el estreno más visto del año 2014.
Tenía
muchas esperanzas en el filme y me ha decepcionado. Yo soy partidario de que el
guion está por encima de todo y que de nada sirve contar con buenas
interpretaciones, efectos especiales y banda sonora si lo básico, el argumento,
falla. Bien, en este caso me ha pasado todo lo contrario. Creo que es la mejor
película de Torrente con respecto a la trama; hay una verdadera historia con un
desarrollo coherente. La trama del atraco a un casino recuerda a películas como
“Ocean´s Eleven” pero en esta, en vez de contar con actores de la talla de Brad
Pitt o George Clooney, nos tenemos que conformar con Jesulín de Ubrique y
Julián López.
Otro
punto a su favor es el haber reducido el número de cameos. En “Torrente 4,
Lethal Crisis” parecía que ciertas partes de la historia eran simplemente
incorporadas para la aparición de todos esos personajes públicos que se prestaban
a ello. Y de tanto cameo uno se acaba cansando. En esta última entrega esas
apariciones parecen más acertadas; se disfrutan y se insertan de forma más
hilada a la narración. Lo que aún no llego a comprender del todo es porque
Santiago Segura opta por personajes del mundo del corazón para el papel de
secundarios (Kiko Rivera o el citado Jesulín) y no aprovecha a actores de la
talla de Imanol Arias o Ricardo Darín, a los que solo les da un par de frases a
lo largo del filme.
Además
de una trama bien hilada, la cinta es toda una crítica de nuestro país. Situar
la acción en 2018 da mucho juego , presentado a España fuera del euro y a
Cataluña como estado independiente. Es destacable el montaje paralelo a la hora
de contar como sucederá el atraco mientras vemos como los desdibujados
personajes lo tendrían que llevar a cabo. Y digo tendrían porque como es
sabido, no hacen nada bien y todo es un fracaso. Me quedo también con el tramo
final y esa escena de acción que demuestra que nosotros también “podemos”.
Pero
todos estos aciertos, que como he dicho antes son lo que más suelo valorar,
quedan en un segundo plano en esta película por una simple razón: la saga
Torrente se basa en el humor, y yo no he soltado ni una carcajada. Es más, me
he llegado a aburrir en ciertos momentos. No digo que los gags no fueran
buenos, pero están muy vistos y algunos de ellos son de vergüenza ajena. Los
chistes se van contando sin ton ni son, los sketches nos los sabemos de memoria...
Si el público lo que busca en la franquicia Torrente es pasar un rato divertido
y no lo pasa, la película ha fracasado.
En
fin, el filme no funciona bien como comedia, pero por primera vez cuenta con
una historia decente y bien narrada. Veremos si Segura acierta y deja la saga
aparcada, pues ya no da para mucho más amiguete.
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