"Esto es una historia real. Los eventos aquí descritos tuvieron lugar en Minnesota en 2006. A petición de los supervivientes, los nombres han sido cambiados. Por respecto a las víctimas, el resto ha sido contado exactamente como sucedió". De esta forma comienzan todos y cada uno de los diez capítulos que forman la primera temporada de "Fargo", adaptación televisiva del film de los hermanos Coen que llevaba el mismo título. A pesar de llegar a la pequeña pantalla sin hacer mucho ruido, el primer episodio me bastó para situar a la serie como una de las mejores del pasado año 2014. Recomiendo que no sigáis leyendo en el caso de que queráis ver la serie, pues la entrada está llena de SPOILERS.
La historia comienza cuando un delincuente llamado Lorne Malvo (interpretado magistralmente por Billy Bob Thornton) llega a un pequeño pueblo de Minnesota, Bemidji, y ejerce una grave influencia sobre el vendedor de seguros Lester Nygaard (otra interpretación que debe ser reconocida a manos de Martin Freeman). Llegan a conectar tanto que Lester le cuenta a Lorne sus problemas con Sam Hess, un matón que abusaba de él cuando eran adolescentes. El conflicto comienza cuando Lorne le propone a Lester asesinar a Sam y resolver todos sus problemas. Lester no contesta ni sí, ni no, pero al día siguiente Sam Hess aparece asesinado. Lester se entera de lo ocurrido e intenta no verse involucrado en dicha muerte.
Mientras esto ocurre, Lester también hace frente a su mujer, quien no solo critica su trabajo, sino también su forma de ser y de actuar. Tras una discusión, Lester se deja llevar por un arrebato de locura y la asesina. No sabiendo qué hacer con el cadáver, Lester llama a Lorne Malvo y le pide ayuda. El jefe de policía de la ciudad llega a casa de Lester con el objetivo de hacerle unas preguntas sobre el reciente asesinato de Sam Hess, y desgraciadamente también es asesinado por Malvo al descubrir el cadáver de la mujer de Nygaard y deja así viuda a su mujer embarazada. Es a partir de aquí cuando entran en acción la novata policía Molly y el policía de control animal Gus, quienes trabajan juntos para resolver estos asesinatos en los que poco a poco se van involucrando Malvo y Nygaard. Pero claro, no serán los únicos asesinatos a los que la pareja de policías tendrán que hacer frente.
Todo esto ocurre en un sólo capítulo. Uno. Y el ritmo de la narración me dejó tan atrapado, intrigado, hipnotizado y boquiabierto que enseguida quise continuar con los siguientes. Bien es cierto que este capítulo es el mejor de toda la serie, pues es en el que ocurre todo y el que marca un punto de inflexión. El resto de la temporada se basa en la búsqueda de pruebas y la investigación llevada a cabo tanto por los policías Molly y Gus como por los agentes del FBI. Exceptuando el sexto y algunas secuencias contadas, no es hasta los dos últimos capítulos cuando he vuelto a sentir esas sensaciones de nerviosismo, intriga y palpitación acelerada. Por eso pienso que el desarrollo de la serie puede ser tildado de aburrido, pero al menos yo estaba tan impresionado con cómo una concatenación de sucesos pueden traer semejantes consecuencias que no me importaron nada los altibajos en el desarrollo.
Los personajes también son de lo mejorcito de la miniserie, con grandes interpretaciones y evoluciones. El gran trabajo del elenco protagonista ayuda a transmitir esa tensión a través de unos diálogos muy elaborados e inteligentes llenos de humor negro. En algunas ocasiones incluso me parecía estar viendo "Breaking Bad". Lorne Malvo ya ha conseguido entrar en el grupo de grandes malos de la pequeña pantalla y Molly y Gus han aportado esa pizca de cordura que faltaba en toda esta surrealista situación.
No me puedo despedir sin decir que la serie es altamente recomendable y de visionado obligatorio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario