domingo, 4 de enero de 2015

Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?

La comedia "Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?" cuenta con una premisa similar a la película de mayor taquilla en España: "8 apellidos vascos". Pero es este caso, en vez de hacer humor sobre las diferencias y tópicos entre distintas regiones, el filme se centra en hacernos reír con las diferencias entre las distintas religiones y culturas.

En la película conocemos a la familia Verneuil, encabezada por Claude y Marie, un matrimonio muy tradicional, conservador, católico y padre de cuatro hijas a las que han intentado inculcar sus valores y principios. Sin embargo, sus hijas solo les han dado disgustos: la mayor se casó con un musulmán; la segunda con un judío y la tercera con un chino. El matrimonio deposita sus esperanzas en la hija menor, esperando que, al menos ella, se case con un católico y por la iglesia. Finalmente lo hará, pero lo que no esperaban Claude y Marie es que su último yerno sería de raza negra.

En general me parece una buena historia narrada en tres grandes actos. El primero, centrado en los intentos del matrimonio por aceptar a todos y cada uno de sus yernos sin tener éxito y acabar distanciados de sus hijas; el segundo, que cuenta la reconciliación en Navidades de toda la familia y la lucha de los yernos por ganarse el cariño de sus suegros; y el tercero, en el que la hija menor confiesa su amor por un hombre de raza negra y eso comienza a ser el acabose de la familia. 


El guion es bastante predecible al tratar el tema del racismo oculto, que vemos reflejado en Claude, un padre burgués que intenta ser abierto y tolerante pero al que le pierde el subconsciente. Quizás sea él, junto a su mujer y los yernos, quienes nos regalan los gags más divertidos, pues el resto de actores no acaban de lucirse e incluso resultan patéticos (como la hija hipersensible). Esas interpretaciones y los buenos diálogos y chistes son los que nos hacen meternos de lleno en la película y pasar un buen rato. 

Bien es cierto que no es peliculón, pero la cinta consigue que sonrías en algunas escenas y que rías a más no poder en otras, como cuando los yernos cantan al unísono La Marsellesa o se intentan ganar a sus suegros en la Misa del Gallo. También los chistes absurdos y bien traídos como "Menos mal que no tenéis una quinta hija, porque si no se casaría con un gitano" o "Lo veo todo negro" al conocer al novio de raza negra de la hija menor, hacen que te tronches. También es cierto que he echado de menos que no explotaran más este aspecto de las culturas y religiones y que el final no fuera tan de cuento de hadas con todos felices y contentos y que hubiera pasado algo para despedirse con un buen sabor de boca.

Resumiendo, el género de la comedia es difícil, pero siempre agradecido cuando se acierta. Se hubiera podido lucir mucho más, pero la película es bastante divertida con unos chistes y bromas unidos con gran destreza. La cinta no tiene muchas ambiciones, sino que se presenta como una película para hacernos pasar un buen rato y mostrar con humor situaciones que están a la orden del día.

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