La televisión siempre ha querido mostrar la vida de los estudiantes: los primeros amores, las dudas sobre su futuro, la relación con sus padres... pero siempre lo ha hecho potenciando los clichés. Pensando en encontrarme con la versión catalana de "Física o Química", me dispuse a ver "Merlí" y una vez finalizada la temporada puedo decir que esta es la serie que me hubiera gustado ver años atrás. Porque es una serie adolescente si, pero realista y muy madura. Y no sólo está al tanto de lo que se cuece entre la juventud, sino que te hace pensar, te produce emociones, empatizas con cada uno de los personajes, transmite valores.
Merlí es un profesor de filosofía que estimula a sus alumnos de bachillerato a pensar libremente mediante unos métodos pocos ortodoxos que dividen las opiniones no sólo de la clase sino también del profesorado y de las familias. Cada capítulo está centrado en sus enseñanzas sobre un gran pensador o escuela. Las tramas están muy bien construidas y me resulta increíble como están relacionadas con el temario de filosofía. Gracias a la serie he entendido cosas que no comprendí cuando cursé bachillerato. Ahora me han encajado las piezas y he logrado llegar a la importancia de Aristóteles, Sócrates o Platón.
Porque las tramas son tan repetitivas como las de cualquier serie adolescente: las malas notas, el primer amor, la homosexualidad, el bullying, los problemas que conllevan las redes sociales, el maltrato, la rebeldía frente a los padres, etc. Pero no importa tanto lo que pasa sino el cómo y por qué. Y todo se acaba entendiendo con las reflexiones que Merlí les plantea en sus clases. Los conflictos dramáticos que tiene cada personaje obligan a adentrarse en temáticas sociales. Esto hace que la serie no viva alejada de la realidad y se puedan ver en ella pequeños destellos de verdad: escenas que cualquiera ha podido vivir o dudas que todos hemos experimentado.
El otro punto fuerte de la serie es el personaje de Merlí, que lo tiene todo. Es redondo y muy complejo. Es un hombre que pasa de todo, que actúa sin ningún filtro, sincero, prepotente pero a la vez buena persona. Sus originales métodos pedagógicos ponen patas arriba el colegio por la influencia que tienen en sus alumnos. Y las reflexiones de este hombre llegan hasta la vida de los padres de los alumnos, que también se ven trastocadas. A medida que va avanzando la serie, todo se vuelve mucho más complejo.
El espíritu de superación, las dudas, los miedos, la inmadurez, la humanidad. Vemos la evolución anímica de los personajes que por cierto están muy bien interpretados. La filosofía es lo que nos conduce al interior de cada uno de ellos y nos hace buscar dentro de nosotros mismos. Nos recuerda porque hacemos lo que hacemos, porque somos como somos. La serie potencia el pensamiento crítico y demuestra que los adolescentes no son estúpidos.
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