A veces el cine español nos sorprende para bien, y otras, sucede todo lo contrario. "Perdiendo el norte" era promocionada como una de las películas del año y si somos realistas, la película no aporta nada nuevo a las comedias. No solo decepciona, sino que rebaja el alto nivel del cine realizado el pasado año.
La historia se centra en Hugo y Braulio, interpretados por Yon González y Julián López respectivamente, dos jóvenes preparados y con formación universitaria que son dos más en la larga lista de "fuga de cerebros" que se ven forzados a emigrar con la errónea idea de que si aquí no les necesitan, en otro lugar si lo harán. Berlín es su destino, y el que iba a ser su sueño alemán se convierte en pesadilla al darse de bruces con la realidad. Se encuentran con un mercado laboral tan precario como el nuestro con el problema añadido de ser inmigrante y no dominar el idioma.
Tratándose de una comedia, tendríamos que haber pasado un rato ameno y agradable. Yo mas bien me he aburrido en una larguísima introducción con un desarrollo forzoso y con poca gracia que nos conduce a un final totalmente previsible. Los diálogos no tienen ni fuerza ni ingenio, los chistes no salen del tópico ni de la frase hecha y además, son de esos que adivinas diez segundos antes, por no decir veinte, de que salgan de las bocas de sus protagonistas. Y lo he comprobado al acertar la mitad de los "chistes".
Y dentro de ese juego de topicazos nos encontramos con el clásico romance forzado que surge del encontronazo. La historia de amor, uno de los pilares de la cinta, me ha resultado muy apresurado y artificial, sin nada de sustancia ni juego. El resto de tramas no mantienen el interés y me han sobrado casi todas. Mejor trabajar y profundizar en dos (la emigración y el amor) que meter otras que no tienen nada que aportar a la crítica que se realiza de la situación que viven muchos de los jóvenes en nuestro país. Y hablo de tramas como la de la esterilidad del inmigrante que regenta el restaurante y no puede dejar embarazada a su mujer. Oh.
Y sigo con los personajes, que más planos no podían ser. Sólo se salvan José Sacristán, Carmen Machi y Javier Cámara, que están bastante desaprovechados como secundarios. No me ha gustado Úrsula Corberó, tampoco Malena Alterio ni Blanca Suárez que me encantan. Y he acabando odiando aún más Julián López. Y en el montaje no me voy a meter, pero creo que no hay que ser experto en cine para percatarse de que el audio en muchas ocasiones no correspondía a la vocalización de los personajes.
Sinceramente, he visto capítulos piloto mejores. Sólo espero, haciendo referencia a una de las frases más importantes de la película ("El que olvida su historia está condenado a repetirla"), que no olvidemos esta comedia para que podamos hacer otras mucho mejores y que no repitamos bazofias.
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