En
1968 se estrenó “El planeta de los simios”, cuyo desenlace es uno de los más
comentados de la historia del cine. Su apocalíptico final es recordado por
todos: (SPOILER) George Taylor, interpretado por Charlton Heston, pasea por la
orilla del mar cuando descubre las ruinas de la Estatua de la Libertad y
exclama: Dios
mío he vuelto, he retornado a mi hogar, estuve este tiempo en mi hogar ... así
que al fin, lograron hacerlo, malditos lo han destruido, malditos, malditos ...
(FIN SPOILER).
La idea de explicar el inicio de todo esto me pareció lo más correcto.
“El origen del planeta de los simios” cuenta la historia de Will, un
científico que ha intentado durante toda su vida desarrollar una cura para la
enfermedad del Alzheimer, probando un virus genéticamente alterado en
chimpancés. Esto desarrolla en ellos un alto nivel de inteligencia humana. Tras
un accidente, Will decide perdonar la vida a un bebe chimpancé y lo cría en su
casa. El chimpancé, llamado César, va potenciando su inteligencia a lo largo de
los años hasta que un incidente provoca que sea encerrado en una instalación
para primates. Allí los simios son tratados con crueldad y César es maltratado
tanto por el personal como por los otros simios. Meses más tarde, César
consigue el dominio sobre los otros simios tras liberar a un gorila y Will crea
una cepa más poderosa del virus que es mortal para los humanos. Los simios
consiguen escapar de las instalaciones y sembrar el pánico en la ciudad
mientras que los humanos van muriendo a causa del virus.
El
filme me sorprendió por encima de lo esperado. La trama es de las mejores que
he podido disfrutar, con un ritmo perfecto. La última media hora es
espectacular y los efectos especiales generan imágenes increíbles. La historia
se cuenta tranquilamente y sin aburrir, lo que hace que empatices con el
chimpancé César y le tomes más cariño que a los propios humanos. Sufres con él
y se convierte en el verdadero protagonista de la película. Tanto que uno acaba
queriendo incluso que los simios triunfen en la batalla. El dramatismo, que va
creciendo a lo largo del filme, provoca que acabes o bien aplaudiendo o bien
llorando. En definitiva, una película de calidad recomendable para todos.
Y
quedé tan encantado que me parecía que ya era suficiente. Con ese final ya se
entendía todo lo que ocurriría hasta llegar al
tiempo del “Planeta de los simios”. Pero si algo es comercial, hay que
explotarlo. Por eso decidieron que esta película fuera el inicio de una
precuela convertida en una trilogía. Es decir, explicar en tres filmes lo que
con la primera ya se entiende.
Lo
cierto es que “El amanecer del planeta de los simios” es un espectáculo que
entretiene. La película se basa en la difícil convivencia entre unos simios
cada vez más desarrollados e inteligentes y el resto de la civilización
superviviente al virus.
En
mi opinión, esta película sobra. La acción y los efectos especiales son
buenísimos, y debo hacer mención especial al plano secuencia del simio en el
tanque. Pero falla lo más importante para mí: no tiene una trama potente. El
guion no está tan trabajado como en su predecesora y el ritmo no se mantiene.
La primera hora con la lectura de los diálogos de los simios subtitulados y
todos los clichés aburren a más no poder. Comienzas a engancharte con la acción
del final, y eso no es bueno.
Para
mi esta segunda parte ha sido algo decepcionante. Todo ese sentimentalismo de
la primera parte se pierde. No empatizas tanto con César a pesar de mostrártelo
como un buen padre, amigo y gobernador; y los nuevos protagonistas humanos no
acaban de encajar (aún tenía la esperanza de encontrar a Will vivo cuando
regresan a su casa). Crear digitalmente y correctamente a unos simios que
montan a caballo y utilizan armas no lo es todo amigos.
Aún así, creo que el mensaje de que los humanos somos egoístas y destructivos se entiende perfectamente y que los paralelismos que se muestran entre nosotros y los simios son acertados. Veremos que nos depara la tercera entrega.
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