lunes, 24 de octubre de 2016

Atónito ante "Black Mirror"

"Black Mirror" está de vuelta. Y gracias a la grandiosa Netflix (¿qué haríamos sin ella?). La distópica serie, ahora bajo la dirección de Joe Wright, vuelve a presentar una trama diferente en cada capítulo, en los que se sueltan auténticas bombas reflexivas y te dejan ahí, dándole vueltas al asunto. Porque la ficción no sólo critica, sino que va mucho más allá. De nuevo sorprende por su nivel técnico que es sobradamente bueno, por su radicalidad, por su cuidada y trabajada banda sonora y por presentar numerosos giros de guion en cada capítulo sin perder la eficacia. Cada capítulo podría ser exhibido en el cine como una película solitaria. 

No debemos olvidar que "Black Mirror" es ante todo una crítica social sobre las tecnologías de la comunicación y que en cada capítulo se toman la libertad de representar esa crítica a su manera. Quiero decir, introduce elementos de ciencia ficción cuando la historia lo requiere y presenta historias más simples y cotidianas cuando la crítica así lo pide. De hecho, de los 6 episodios que componen esta tercera temporada, me quedo con el más fantasioso ("Caída en picado") y con el más normal ("Cállate y baila"). 


En "Caída en picado" se muestra una realidad en la que las calificaciones marcan tu vida. En la que no es lo mismo ser un 2,5 que un 4,7. La protagonista intenta buscar la forma de alcanzar las buenas valoraciones que consigue su amiga para así poder tener una "vida mejor". Aquí se lanza la crítica al postureo de las redes sociales, a la devoción por el número de "Me gusta" que perseguimos todos con nuestras publicaciones. Una realidad en la que tus publicaciones muestran una vida perfecta, a pesar de no serlo. Una vida en la que la gente te envidia por tu éxito y en la que la honestidad y la autenticidad reside en los apartados de la sociedad. Más que reflejar una sociedad utópica, trata de mostrar el futuro que tendremos si no dejamos de dar la vida por conseguir más "likes". Además, este capítulo me ha gustado por su montaje y la paleta de colores. Parece que todo el episodio, por sus tonos rosa y salmón, ha sido rodado con uno de los filtros de Instagram. ¿Alguien más pilla la guasa?


En "Cállate y baila", un joven de 19 años se ve obligado a colaborar con un extraño debido a un chantaje. Las vidas de ambos quedan a merced de personas completamente desconocidas que tienen en su poder material comprometido de los protagonistas. La crítica está clara: el anonimato de Internet. Todos sabemos que nuestros movimientos en la red son monitoreados y almacenados pero, ¿hasta que punto?. La trama me parecía escalofriante por su cercanía y porque el chantaje te hace pensar en la atracción de fastidiar a los demás por el simple hecho de fastidiarlos, en lo oscuros que son a veces nuestros impulsos, en lo que somos capaces de hacer para no revelar nuestra intimidad... Sufrimos con el protagonista y al final descubrimos que las víctimas son tanto o más culpables que los propios chantajistas.

Realidades virtuales en las que los fallecidos pueden vivir para siempre, dispositivos que alteran tus sentidos para cambiar la percepción de la realidad y acabar con las personas más propensas a enfermedades, confundir tu vida real con la virtual por no querer afrontar la realidad... Tramas que te remueven todo y te hacen pensar hacia donde avanza la sociedad. "Black Mirror", recomendadísima. 

La violencia de Negan (7T TWD)

Sobrecogedor. Violento. Sangriento. Perturbador. Doloroso. Lacrimógeno. Así ha sido el esperado estreno de la séptima temporada de "The Walking Dead". Después de meses de teorías y especulaciones tras el mayor cliffhanger televisivo de los últimos tiempos, Negan y su sádico bate Lucille han mostrado al grupo de lo que son capaces. El nuevo villano de la serie ha sido, sin ninguna duda, el protagonista del capítulo más gore que se ha emitido en televisión hasta la fecha. 

La trama se retomaba con un salto temporal y los espectadores descubríamos 10 minutos más tarde la primera víctima de Negan: Abraham. Su muerte, repleta de sangre, era ya esperada. En la pasada temporada, otro personaje corrió la misma suerte que él en el cómic, por lo que no era descabellado pensar que se habían reservado su muerte para este momento. De todas formas, su elección en base a la conocida canción infantil nos ha puesto a todos los pelos de punta y ha valido para mostrar lo despiadado y cruel que es el personaje de Negan. 

Gracias a esa víctima poco impactante, la siguiente ha pillado por sorpresa a la mayoría del público. Tras un acto de rebeldía por parte de Daryl, Negan agarraba de nuevo su bate con fuerza y golpeaba la cabeza de uno de los personaje más queridos de la serie: Glenn. Entre lágrimas y con una breve despedida a Maggie, Glenn caía de cara al suelo para ser brutalmente golpeado por Lucille. Es cierto que quienes conocemos la trama de los cómics, sabíamos que Glenn era el elegido, pero teníamos un mínimo de esperanza pensando que los guionistas de la ficción no serían tan fieles.


Pero a Negan no le bastaban un par de muertes para demostrar su lado más sádico y acto seguido se dispuso a torturar psicológicamente a Rick, primero haciendo que recuperara un hacha entre una gran horda de zombies y más tarde obligándole a cortar el brazo a su hijo Carl bajo amenaza de ver morir al resto de sus compañeros en caso de no hacerlo. Al final todo quedó en otro juego de Negan, que dejó marchar a los protagonistas a cambio de convertirse en sus nuevos proveedores.

Parece que "The Walking Dead" ha vuelto a nacer. La serie ha regresado con secuencias desgarradoras, violentas y de gran carga emocional; así como con un cambio de roles: Rick ya no es el líder. La decadencia del grupo está más próxima que nunca ahora que Negan ha entrado en escena. Jeffrey Dean Morgan ha estado sublime en su interpretación del villano. Ningún seguidor de la ficción ha quedado indiferente ante este regreso que ha conseguido mantenerme en tensión desde el primer segundo hasta el final. 

viernes, 21 de octubre de 2016

Me aburre "La Voz"

Acaba de recibir el Premio Ondas como mejor programa de entretenimiento y cada noche supera los 3 millones de espectadores. Pero ni las gracias de los coaches Malú, Melendi, Manuel Carrasco y Alejandro Sanz ni los nuevos talentos han conseguido engancharme a la cuarta temporada de "La Voz". Y es que el talent musical ha terminado por cansarme y me aburre en exceso. Sin embargo, creo que tiene el potencial para resurgir en próximas temporadas. 


Para empezar, las "Audiciones a ciegas" ya no son lo mismo. A los espectadores ya no nos sorprende el hecho de juzgar la voz sin ver a los aspirantes. Con "el telón" intentaron añadir un poco de sorpresa pero se quedó en un vago intento al que recurren en ocasiones contadas. Considero que deberían modificar un poco la realización en esta primera fase del concurso. Una buena opción sería no mostrar previamente al aspirante. Sin vídeo de presentación, sin ponerle un físico, comenzando directamente con sus pasos de entrada al escenario. La atención se centraría así en las caras y expresiones de los coaches, que son los verdaderos protagonistas del show. El momento en el que uno de los coaches aprieta el botón es el momento en el que los espectadores ponen cara al concursante. La identidad se descubre a la vez para todos. 

Otra pausible modificación sería la de desconocer los coaches que se han girado durante la actuación. Ellos podrán pulsar el botón en el momento que consideren, pero el aspirante sólo descubre quien se ha girado al final de su actuación. Eso le añadiría la emoción y la tensión que el concurso ha ido perdiendo a lo largo de las temporadas. 

Además, para próximas ediciones deberían renovar los coaches. Los actuales artistas son bestias televisivas, pero ya nos sabemos cómo intentan convencer a los aspirantes, qué perfiles son sus favoritos...  Sorprendieron con las incorporaciones de Laura Pausini y Manuel Carrasco y deberían seguir arriesgando. ¿Qué tal artistas internacionales? ¿Qué tal un dúo? ¿Qué tal la vocalista de un grupo? Al fin y al cabo, no todos los concursantes que se presentan buscan una carrera en solitario. Mónica Naranjo, Pablo López, Shakira, Alaska, Estopa, Vanesa Martín, Leire de LODVG, Ricky Martin, Dani Martín... Artistas con desparpajo, voces fuera de lo común. La lista es interminable. 


Y por último, deberían realizar un casting mejor que el de la actual edición, en el que ninguna voz ha destacado como lo hicieron en su día Maika o Paco Arrojo. Queremos auténticos vozarrones y queremos que se olviden de una vez por todas del flamenquito. Que al final y al cabo "La Voz" es un formato de música pop y el público de este talent después no compra esos discos. No hay más que ver que han triunfado más los eliminados en las diferentes fases, tanto en la versión adulta como en la infantil. 

OT: El reencuentro

Ya hace 15 años del estreno de Operación Triunfo, un fenómeno social que sacudió tanto la TV como la industria musical del país. El 22 de octubre de 2001 y sin hacer demasiado ruido se estrenó en TVE un formato que cambiaría para siempre la vida de sus protagonistas. 16 jóvenes talentos soñaban con triunfar en la música y su paso por la academia fue seguido por millones de espectadores, llegando a formarse el mayor fenómeno fan de nuestro país. En estos tres documentales, los "triunfitos" (con cariño) se reencuentran. Para también lo hacemos nosotros, sus seguidores, que con los pelos de punta y lágrimas en los ojos recordamos todas y cada una de sus actuaciones como si fuera ayer. 


Nosotros también hemos hecho ese ejercicio de viajar al pasado. Un viaje emocional y mágico. Los concursantes recordaban lo que ellos vivieron, pero también nosotros. Recordamos con quién veíamos las galas, cómo sufríamos con las expulsiones de nuestros concursantes favoritos, cómo esperábamos las colas para sus primeros conciertos y cómo nos dio por imitar alguna de sus actuaciones. También hemos recordado lo pobre que era la realización en TV por aquel entonces y lo hortera que era la moda, pero eso lo dejaré a un lado. "OT: El reencuentro" nos ha recordado que, al igual que los cantantes, nosotros también hemos crecido, madurado y cambiado en los últimos quince años. 

Pero más allá de la nostalgia y la emoción, hay que destacar el formato en sí: el producto de gran calidad que ha creado Gestmusic. No es nada fácil hacer lo que han hecho y los que entendemos de esto lo sabemos. Los documentales podrían haber caído en lo fácil: recuperar algunas imágenes de archivo y mezclarlas con alguna entrevista a "triunfitos". Pero es que la realización, el montaje y la banda sonora están hechas de forma impecable. Han sabido meter el dedo en la llaga, emocionarnos con primeros planos, en una única localización, sin necesidad de grandes efectos. Se respiraba verdad y cariño por aquellos que hicieron grande "Operación Triunfo" en su día. 


Otro de los aciertos ha sido el tratar la cara oculta del concurso. Ver como sus protagonistas relatan la parta negativa, lo que se esconde detrás de las cámaras y los focos, lo que se encontraron al salir de la academia. Cómo tuvieron que madurar a pasos agigantados, cómo perdieron rápidamente la inocencia, cómo llevaron esa fama repentina. En definitiva, los efectos de la extrema popularidad en jóvenes de 20 años. Y lo han hecho con humor, de forma espontánea, entre canciones y recuerdos. A ello han ayudado Noemí Galera y Manu Guix en la primera entrega y lo harán Ángel Llácer y Nina en las próximas. 

Ha sido maravillosos los juegos que han hecho para recordar las coreografías y las canciones que interpretaron cada uno de ellos, mientras nosotros en nuestros salones las reconocíamos y nos lanzábamos a cantarlas al instante. Y de mientras, en la pantalla revivíamos su actuación en 4:3. Espero con ansia el día del concierto porque estoy seguro que todos cantaremos al unísono hasta las notas más bajas. Porque era necesario revivirlo y porque ha sido un auténtico placer para los sentidos. Gracias "Operación Triunfo". Gracias "Gestmusic".

Return to Roanoke: Three days in hell (AHS)

Ryan Murphy quiso jugar con los seguidores de "American Horror Story". No sólo consiguió guardar el secreto de la temática de la nueva temporada sino que también sorprendió con un nuevo formato. Hasta el quinto capítulo se ha narrado la representación de unos hechos terroríficos mientras que sus verdaderos protagonistas iban relatando el terror y la desesperación que vivieron en esa mansión en una especie de falso documental. La crítica aplaudía el riesgo que estaba tomando la serie y los espectadores volvían a recuperar la fe en la ficción. 

Y entonces llegó el sexto capítulo, que ha puesto la serie patas arriba. Tanto el público como la crítica aplauden este nuevo giro porque ha pillado a todos por sorpresa. El capítulo desvelaba que todo lo visto hasta el momento se trataba de una serie llamada "My Roanoke Nightmare". El productor de la ficción, Sidney, ha logrado que la serie sea todo un éxito con grandísimas cifras de audiencia. Por ello, el personaje quiere seguir haciendo negocio y llenarse los bolsillos de dinero. Su idea ahora es dejar la ficción de lado y pasar al puro reality. 

De esta forma, Sidney idea un "Gran Hermano" pero con sustos. Convence a los directivos para volver a la mansión en la que supuestamente ocurrió todo y convence a todos los actores para encerrarse en ella durante las tres noches de luna sangrienta, es decir, en las que los espíritus pueden matar. Así, Shelby, Matt y Lee convivirán junto a los actores que les han interpretado en "My Roanoke Nightmare". Pero la cosa es que entre ellos han sucedido muchas cosas. Shelby y Matt se han divorciado, Audry se ha casado con Rory e incluso Agnes se llegó a creer que su personaje "La Carnicera" era real, llegando a asaltar a los turistas en Hollywood con un cuchillo. Ficción y realidad se ha mezclado para ellos tanto como para nosotros. 


El equipo del programa prepara los ruidos y los efectos en la mansión con el objetivo de asustar a los actores durante su convivencia, pero cosas extrañas comienzas a ocurrir en ese lugar. Al final del capítulo, Rory muere a manos de los fantasmas de las dos enfermeras. Y sabemos que no será el único, porque se nos da a conocer que únicamente uno de los habitantes saldrá con vida de la casa. 

¿Qué ocurrirá en los próximos capítulos? No me atrevo a adelantar nada, ya que el propio Ryan Murphy ha afirmado que en el décimo capítulo tendremos un nuevo giro de tuerca que nos volverá locos. De momento me fascina que la temática de la sexta temporada no sea la colonia perdida de Roanoke como todos creíamos, sino que es la telerrealidad. Es interesantísimo lo metarreferencial que se está volviendo y parece que el productor Sidney puede ir mucho más allá que Quinn en "Unreal". Si sigue así, esta temporada puede convertirse en mi favorita por delante de las maravillosas "Murder House" y "Asylum". 

miércoles, 5 de octubre de 2016

Balance 2T "Fear The Walking Dead"

Hace unos días que se despidió la segunda temporada de "Fear The Walking Dead" y lo hizo sin pena ni gloria. A su excesiva lentitud le tenemos que añadir el flojísimo y conveniente guion lleno de casualidades y la estúpida evolución de los personajes para justificar ciertos giros. A pesar de la muerte protagonista con la que nos han intentado sorprender en el doble capítulo final, la ficción se ha marchado sin hacer ruido y haciendo que todo nos suene a repetido, lento y falto de tensión.


Bien es cierto que la serie se ha desarrollado en espacios que suscitaban mucho interés: en un barco en plena mar, en un hotel playero y en una colonia. A través de estos lugares han podido plantear el dilema de qué hacer con la gente que amenaza la convivencia y la seguridad del grupo; y qué hacer antes las personas que son capaces de todo para conseguir lo que necesitan. Pero no lo han sabido explotar. De la trama del barco se olvidaron demasiado pronto y hubiese sido muy interesante ver un conflicto naval con otra embarcación o qué ocurriría si hubiesen dejado subir a su barco a los supervivientes que se encontraban flotando a la deriva. La idea de ir utilizando las habitaciones y pisos del hotel para ir creando pasillos que condujeran a los zombies al exterior fue sublime, así como la de encender su gigantesco y luminoso letrero y atraer a los supervivientes de los alrededores, pero ahí quedó todo el interés. Y de la colonia casi que ni hablamos, porque lo interesante no eran sus habitantes sino la banda mexicana que les atemorizaba.

Pero no todo ha sido malo. Madison y Alicia se han consolidado como las auténticas protagonistas de la serie. Ambas han demostrado ser mujeres valientes a las que no les tiembla el pulso a la hora de defender a su familia. Son capaces de poner en peligro la seguridad y estabilidad de todo un grupo y de matar a quien haga falta. Personajes así son los que nos gustan. Y otra de las decisiones que más me ha gustado ha sido la de matar a Chris en flashbacks. La trama de su marcha con los chicos estadounidenses había hecho que me acabara hartando de la actitud de un personaje al que ya no soportaba más, por lo que he disfrutado cuando es asesinado por aquellos en los que confió. Además que eso ha provocado una de las mejores secuencias de la temporada: el brote de locura de Travis, al que tampoco soporto. 

El final de temporada ha dejado las cosas muy abiertas, con los personajes muy divididos y su futuro incierto. Aunque está claro que se acabarán encontrando en la frontera o en el campo de refugiados. Todavía tienen la oportunidad de despegarse y diferenciarse por completo de "The Walking Dead", así que por favor, queridos guionistas, aprovéchense del juego con la frontera entre Estados Unidos y México y olvídense de repetir aquello que ha funcionado en la serie madre. Arriésguense y solo recurran a ella si es para mostrar el ataque de una horda zombie que verdaderamente ponga en tensión al espectador, que en esta serie se echa de menos.