Por su temática original; por la mezcla de aventura, historia, ciencia ficción y comedia; por dirigirse a un target específico y no querer agradar al gran público; por su rico universo de personajes y tramas; por saber reírse de si misma; por relacionar a los protagonistas con personajes como Napoleón, Cervantes o Felipe II; por su apuesta por la calidad; por su versatilidad en la narración... Podría rellenar toda la entrada con razones por las que TVE debe renovar "El ministerio del tiempo" por una tercera temporada. Pero me voy a quedar con dos: porque las mediciones de audiencia lineal ya no representan los consumos reales de televisión y porque gracias a este serie hemos recobrado la fe en la ficción española.
No es nada nuevo decir que la serie española ha resucitado con grandes títulos. Ficciones atrevidas, arriesgadas, con niveles argumentativos a la altura de las del otro lado del charco. Es más, ya no nos avergonzamos de verlas y nos gusta comentarlas con nuestros amigos. Por eso no debemos dejar que series como esta desaparezcan de la parrilla.
"El ministerio del tiempo" ha presentado una segunda temporada mucho más sólida y fuerte que la primera. La patrulla formada por Julián (Rodolfo Sancho), Amelia (Aura Garrido) y Alonso (Nacho Fresneda) han continuado sus aventuras temporales bajo la supervisión de sus compañeros del ministerio Salvador, Ernesto, Irene y Angustias. Aventuras en las que han conocido a un nuevo compañero, Pacino (Hugo Silva), al que yo por lo menos he echado de menos en la segunda mitad de temporada. La razón la tengo clara: para no resultar tan repetitivos deberían hacer que una segunda patrulla fuera de misión. ¿No podría Pacino trabajar con, por ejemplo, Angustias? La actriz estuvo maravillosa de monja en su primera misión.
A esto le sumo que en esta temporada me han gustado muchísimo más los capítulos en los que la trama principal no ha sido la de viajar al pasado. El capítulo de la cuarentena en el ministerio por la gripe española, el de la vampira del Raval, el de la boda medieval, el del presentador de programas paranormales que quiere hacer público el ministerio o el final de temporada con un presente modificado han marcado la diferencia.
De hecho el último capítulo ha sido el mejor de toda la serie para mi gusto. La llegada de Felipe II a la institución trajo consigo una multitud de cambios en el presente a través de los cuales se ha podido lanzar una reflexión acerca de una posible dictadura hoy el día, sobre la homosexualidad, el papel de la mujer y el debate de la muerte digna, entre otros asuntos. Estuvo lleno de humor, giros inesperados y representó un gran revuelo histórico.
La serie se despidió sin decir adiós y dejando algunas tramas en el aire, por lo que no es extraño pensar que tendremos noticias pronto.