martes, 19 de enero de 2016

Un príncipe para... 3 princesas

A Corina y a Laura les han salido nuevas sucesoras en el trono. "Un príncipe para..." que encandiló en su primera temporada y decepcionó en su segunda, tenía el difícil reto de que la gente volviera a engancharse y que se olvidara precisamente de esta segunda etapa, con una princesa con la que fue muy complicado empatizar. El formato necesitaba una vuelta de tuerca y ahora, a falta de una, hay tres princesas.


Yiya, Marta y Rym tiene personalidades tan marcadas y tan diferentes entre ellas que resulta difícil no empatizar con alguna de las tres. El triple protagonismo ha sido el acierto total de la edición, que ha conseguido que su estreno se convierta en el más visto de las tres ediciones. Las primeras citas con presencia de las tres han sido una bomba, porque aunque fuera solo una la interesada en conocer al candidato a príncipe azul, sus compañeras no se han quedado calladas a las hora de meter baza. Ya hemos podido ver los primeros roneos de las princesas con pretendientes de otros bandos, y se avecina una gran tensión entre las princesas. Y es que la rubia, la morena y la pellirroja son de perfiles tan opuestos que podríamos decir que no funcionan como compañeras de cuento, sino como enemigas.

Y de cuento esta edición tiene poco. Atrás han quedado las metáforas, Bruján y el reino encantado. Ahora el cuento ha pasado a un segundo plano y prácticamente solo importa para referirse a las tres protagonistas como princesas y para expulsar a los pretendientes con calabazas. Ha evolucionado hacía un "¿Quién quiere casarse con mi hijo?" femenino, cambiando las madres por asesores y la convivencia en las ciudades en las que viven por el cortijo y el reino. 

Otro de los giros del programa es que los grupos han desaparecido. No hay simpáticos. Ni tampoco únicos ni nerds. Tan sólo existía un gran grupo de guapos, que las princesas se han tenido que repartir, entre los que podemos ver algún candidato que podríamos haber metido en alguno de los perfiles desaparecidos. El casting podría haber sido mejor la verdad, con algún personaje estrafalario tipo David Pedre o Yong Li, con tanta personalidad y gracia que ambos acabaron en otros realitys. Como seguramente lo haga Yiya, a la que le auguro un largo recorrido en televisión participando en la próxima edición de "Supervivientes" o "GH VIP", porque su egocentrismo, bipolaridad y extremismo no lo podemos dejar escapar.


Y si por algo sigue destacando "Un príncipe para..." es por su magistral postproducción, digna de estudio en las facultades de Comunicación Audiovisual. El formato es una lección permanente de como hacer televisión creativa, ingeniosa, fresca, rompedora y desvengonzada. A partir de la nada lo construyen todo, con un humor muy inteligente, y solo por eso merece todo el respeto. El programa, en tan solo cinco minutos, nos hace reír más que toda una temporada de una serie cómica. Y se ríe de los protagonistas, también con ellos, presentado un programa escandalosamente divertido en el que no importa sacar las cosas de contexto.

Porque el amor es de todo menos una cuestión de inteligencia, y eso es lo que quiere mostrar el programa rompiendo etiquetas y clichés como el romanticismo. El mundo tróspido ha vuelto y ha recuperado el esplendor perdido en un formato mucho más cercano al lenguaje de Internet, porque es inteligente y sabe que debe entrar por los ojos para llamar la atención de los dispersos espectadores.

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