Las primeras ediciones VIP del reality estrella de Mediaset pasaron sin pena ni gloria por la parrilla de Telecinco. Tras 10 años de descanso, el formato volvió con innovaciones y con personajes tan temperamentales como Belén Esteban, Ylenia y Victor Sandoval, que convirtieron al programa en un auténtico fenómeno televisivo y social.
Y así es, pese a quien le pese. Su tercera edición, emitida en 2015, fue la más vista del formato VIP con una media de un 29,8% de share. La casa no sufrió reformas con respecto a la edición anónima anterior que había acabado apenas dos semanas antes. El mayor giro se debió a la "salvamización", que tan bien había funcionado en las ediciones anteriores de "Supervivientes". Así la casa se llenó de personajes del mundo del corazón y de los cotilleos como los antes mencionados y otros que venían a aumentar los enfrentamientos de los que después se hablaría en "Sálvame" y otros programas de la casa: el conflicto Laura Cuevas con Kiko Rivera, el de Raquel Bollo con Aguasantas...
Además la edición vino acompañada de numerosos giros al formato. Era la primera vez que se colaban abucheos y aplausos a los concursantes cada vez que se conectaba con la casa, la primera vez que se hacían cuentas atrás a la hora de las expulsiones por la igualdad que había en los porcentajes de los nominados, la primera vez que los concursantes se enfrentaban a los vídeos de su paso por la casa antes de salir de ella, la primera vez que el nombre del ganador se pronunciaba en el propio plató. Y una larga lista de primeras veces que hizo que "GH VIP" estuviera más vivo que nunca, siendo imprevisible, manteniendo la ilusión y la tensión de los espectadores.
Todo esto hizo que el programa no sólo consiguiera dejar a la competencia temblando la noche de los jueves, sino que el debate de más de cuatro horas de los domingos convertía a Telecinco en líder del fin de semana, los resúmenes en Divinity conseguían cifras muy notables y en las redes sociales se coleccionaban récords de comentarios y Trending Topics.
Y la actual cuarta edición sigue el hilo de la tercera. A personajes realmente VIPs como Carlos Lozano, Rappel o el pequeño Nicolás se les unen nombres del universo Sálvame como Javier Tudela, Laura Matamoros, Rosa Benito, Raquel Bollo o Julián Contreras Junior. Todo para alimentar de tramas al otro programa estrella de Telecinco. También continúan las pruebas semanales en dos bandos enfrentados, incluyendo la novedad de que el equipo que pierda no tiene el derecho de nominar pero si podrán ser nominados en los ya célebres "juegos del calambre". Y es que esos saltos cada vez que les nominan sus compañeros son de lo mejorcito de cada gala.
Porque los concursantes se pelean, se enamoran, se emborrachan, cotillean, mienten y falsean, se equivocan y rectifican... Muestran que son tan humanos como nosotros. Por eso no tiene sentido criticar estos formatos, en los que ya está más que demostrado que verlos no tiene por qué ver con el nivel intelectual o cultural de los espectadores. A estas alturas ya no hace falta defenderlo. Las críticas nunca acabarán, como en todo. Es televisión hecha para el entretenimiento y no debemos calificarla como telebasura porque en televisión hay programas bien hechos y otros mal hechos, y "Gran Hermano" es "un formato que lleva haciéndose muy bien desde que nació", tal y como afirmó Miguel Frigenti, experto en el reality.