martes, 12 de mayo de 2015

Suite francesa

La película, basada en las novelas de Irène Némirovsky, cuenta una historia situada en la Segunda Guerra Mundial en territorio francés durante la ocupación alemana. En medio de todo el caos y la destrucción, la campesina francesa Lucille Angellier, que tiene a su marido como prisionero de guerra, vive un romance con Bruno, un soldado oficial alemán. Un amor imposible en las que las circunstancias son transcendentales. La lucha infinita y el desazón de la esperanza queman sus corazones mientras las bombas siguen cayendo a su alrededor.

La cinta narra una parte de la historia de sobra conocida por todos y que ha sido llevada al cine en muchas ocasiones y con muchísimo mejor resultado. La ambientación de la II Guerra Mundial en este caso es perfecta, pero lo que viene siendo el conflicto bélico queda en un segundo plano. Las historias de las personajes acaparan el protagonismo, y lo hacen con todo tipo de clichés sentimentales. Todo resulta repetitivo y muy predecible. La típica historia de amor imposible, de esconder secretos, de luchar contra lo que se debe y lo que no se debe hacer. 

Podrían haber explotado mucho más las terribles condiciones morales de los seres humanos. Pero en vez de eso, nos llenan la película con tramas secundarias sin sentido protagonizadas por secundarios poco definidos. Considero que la verdadera historia de esta película se encuentra en cómo los alemanes invaden este pueblo francés y eso no han sabido contarlo bien. 

La acción es más bien escasa, exceptuando dos escenas, y da la sensación que en las casi dos horas de cinta no ocurre prácticamente nada. Quizás la historia no daba para más, pero el final podría haber sido mejor y no con una voz en off que nos cuente lo que ocurrió después. Poca emoción, poco drama y poco recomendada una película que podría haber sido mucho más. 

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