Y es que la segunda temporada de la exitosa "Allí abajo" ha subido arriba. La serie de Antena 3 se ha desplazado hasta el norte para contar gran parte de las tramas. Si en su regreso era Carmen la que viajaba hasta Donosti para vivir la Tamborrada, en el segundo capítulo lo hacían sus vecinas. Y parece que así seguirá el resto de la temporada, con personajes viajando de punta a punta y dándole muchísima más importancia a los parajes del País Vasco, ya que en los primeros trece capítulos tuvo mucho más peso Sevilla.
La serie llegó a la pantalla como la heredera del fenómeno "Ocho apellidos vascos" y parece que poco a poco se está despegando de esa etiqueta. "Allí abajo" ya tiene un libro de estilo propio y no necesita copiar ni mirar a la ventana del vecino. Vale que los chistes y tópicos referidos al choque cultural siguen estando, también el hecho de que la pareja protagonista está formada por una sevillana y un dosnostiarra. Pero lo que ha hecho que la ficción consiga su identidad es el elenco de secundarios.
Por fin tenemos una serie que aporta frescura a la televisión en este sentido. Los espectadores estamos ya acostumbrados a que las series se llenen de caras conocidísimas que han trabajado en tropecientos mil proyectos seguidos. Los secundarios de esta serie poco nos sonaban hasta de su comienzo y ahora podríamos decir que son los líderes de la ficción. Porque si, están por encima de María León y Jon Plazaola. La cuadrilla y la familia del vasco por un lado, y las vecinas y los compañeros de trabajo de la sevillana por otro, se han ganado el favor del público. Me encanta lo estereotipados que están sus personajes y me encantó el plano secuencia del primer capítulo en el que Carmen recorría el hospital e iban apareciendo poco a poco cada uno de ellos.
La coralidad de la ficción de Plano a Plano es todo un acierto y que lo exploten aún más en su segunda temporada me parece fantástico. Quizá sea por eso que en estos capítulos me estoy riendo más que en toda la anterior temporada junta. "Allí abajo" está cumpliendo notablemente con su función de hacernos pasar un buen rato. Lo que me hecha para atrás son los 70 minutos de duración. Creo que ya es hora de que las cadenas se planteen rebajar la duración de sus series. Eso ayudaría mucho a comedias como esta, ya que les cuesta mucho mantener el nivel de risa durante tanto tiempo, rellenando las tramas con escenas que perfectamente podrían ser eliminadas. De ser así, "Allí abajo" saldría ganando.